lunes, 4 de mayo de 2015

Mi experiencia en el instituto San Juan de Dios


Todo empezó un 15 de Septiembre de 2007, cuando dijimos adiós a numerosas cosas como ponernos en la fila para después entrar a clase, dormir una horita más, las típica frase de "ya mismo estáis en el instituto" y aquellas mochilas de Barbie y Spiderman que nos daba vergüenza de llevarlas al instituo y como no, esas coletas que nos dejaban con una sonrisa permanente.

Empezamos nuestro primer año conociendo a aquellos repetidores que se daban de "guays" por ser más grande que nosotros y que finalmente, fueron y son amigos nuestros. Nuevos profesores que nos trataban como adultos pero que todavía seguíamos siendo unos niños, esos exámenes tan difíciles que se pensaba que nunca se iban a aprobar y las diversas discrepancias de dónde está cada clase, tres módulos, pero lo que al principio parecía ser un caos , se convirtió en algo normal y rutinario.

En nuestro segundo año seguíamos conociendo a más personas, profesores pero en cambio, algunos ya se iban quedando detrás, recuerdo que un repetidor se estaba balanceando en su silla en la clase de Sociales y Juan Carlos, actual profesor de Historia, le decía que parara pero el pasaba un poco, hasta que el resultado fue su boca contra el suelo, básicamente.

En nuestro tercer año, conocimos  a un profesor de Química llamado Miguel, que nos daba clase, pero que para él no existían más ejemplos en el mundo, solo el del libro y su típica frase de "Si ahí tenéis el ejemplo, para qué queréis otro", siempre me quedaré con la duda de qué hubiera pasado si le hubiéramos quitado el libro de ejercicios resueltos, pero al que le teníamos cierto cariño por su gusto por las tortitas de maíz.

Llegó nuestro cuarto año en el que nos jugábamos el graduado y en la que estaba nuestra asignatura de Física y Química pero que solo dimos Física, y era el temor de la clase, de ahí que en el primer examen se aprobara y en el segundo examen se suspendiera con un dos o un tres o menos... y que se viera tan normal. Un día íbamos subiendo las escaleras del segundo para entrar en un examen y de milagro no me quedo sin mayas, una de mis amigas se cayó y no tuvo otro lugar al que agarrarse que a mis mayas, pero bueno al día de hoy sobrevivió a la caída.

Comienza Barchillerato, concretamente 1º de Barchillerato y ya en bastante ocasiones se hacía un poco "pesaita" la palabra Selectividad, se unieron a nuestro grupo, personas de Paterna, que siempre tenían muchas ganas de fiesta y siguen teniendo... En una clase de Química nuestra pesadez a Isabel se le hacía cuesta arriba hasta que un día nos dijo ¡Os odio!, hubo un momento de silencio pero después todo fueron risas incluyendo las de Isabel.

Para terminar.. mi curso, 2º de Barchillerato de Ciencias, en el que actualmente me encuentro pero que dentro de tres semanas aproximadamente terminaré, nunca olvidaré aquellos apelativos como "Señoritos" de nuestra profesora de filosofía Araceli a las ocho de las mañana todos los Lunes y nuestra continua pregunta de ¿Cómo se llama tu perro?, Isabel, con sus chistes mañaneros, que quitaban el sueño a cualquiera...Antonio Pan con su contínua ilusión de que " se nos pusiera los pelos de punta " cuando resolvía algún problema, y como no, la hora de Lengua con Ketama, a las una y media los Viernes, que nos la pasábamos más tiempo riéndonos que dando clase y nunca se me olvidará cuando Miguel Roa nos dijo a las ocho de la mañana que eramos unos "gilipoyas" y nos explicó de dónde procedía esa palabra. Pepe por su frase "Ánimo, ya queda menos para Junio", Laly por sus documentales de la 2 y Pilar por esas canciones al final de la clase.
Y como última anécdota, cuando fuimos a la Universidad, no hace relativamente mucho, un amigo nuestro quiso ponerse en una foto y lo consiguió después de haberse metido el "carajazo" de su vida.

Mi mejor curso ha sido este, que me ha hecho mejor persona y "distribuirme mejor el tiempo para estudiar (mentira)". Empieza una etapa nueva, pero siempre llevaré conmigo a mis amigos fiesteros y no fiesteros.


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